Es muy importante no perder de vista y valorar lo que suponen para nuestro país los nombramientos de los nuevos ministros del Gobierno de ¿España?.
Que el independentismo radical catalán se haya “ecológicamente” instalado en el Ministerio para la ¿Defensa? de España sería buena razón para reírse si el caso ocurriese en Francia, pero pasa aquí, en este país, por tanto no es para reír, ni siquiera para llorar, sino para pensar fríamente qué se ha pretendido con los mencionados nombramientos.
¿Igualdad? Al frente de cuyo ministerio, y sin entrar en si realmente servirá para algo, se haya Bibiana, no es de dudar que si su titular se hubiese llamado Bibiano no sería ministro de ¿Igualdad?.
¿Por qué no pensar en un hombre que sea capaz de gestionar mejor, por ejemplo, el problema de la violencia en los hogares? Da la impresión de que el único mérito para ser titular de ese nuevo ministerio es usar pantys cuando hace frío. La calidad no demostrada en la gestión y los méritos no conseguidos a lo largo de una trayectoria profesional parecen no ser suficientes y a sensu contrario deberían ser los exponentes para cualquier nombramiento que afecte a la gestión pública.
Hombre o Mujer, Mujer u Hombre. La importancia está en su capacidad para la previsión, la gestión y la solución de problemas. Sin embargo es la simpleza y los complejos machistas-feministas los que hacen a este Presidente nombrar a una mujer ministra de igualdad simplemente por el hecho de ser mujer, algo que nos debería rechinar a todos los que realmente y sin cortapisas ni complejos creemos en la libertad y la igualdad de las personas.
No menos importante es hacer la valoración acerca de denominar e instalar en un mismo ministerio la ¿Educación? y la Política Social.
El plan zapateril, o zapatista, de desestabilizar y neutralizar su propio país está puesto encima de la mesa y lo demuestra andando con estos nuevos nombramientos. La educación para la ciudadanía es la estrella del pensamiento zapaterino y la unión queda sellada en ese “nuevo” ministerio que regenta la señora Cabrera.
Estamos ante unas decisiones políticamente calculadas, minuciosamente estudiadas que van a poner a España en una prueba de supervivencia constante durante los próximos meses. Para superarla es necesario tener muy en cuenta, y por supuesto utilizarlos, los principios constitucionales y liberales que muchos tenemos y que estamos dispuestos a esgrimir para que la gestión de este Gobierno de ¿España? no se convierta en un ejército de voluntades unipersonales y descabezadas que disgreguen definitivamente y sin remedio ESPAÑA.
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