La tarde amenazaba tormenta y, de hecho, la noche nos brindó la granizada más poderosa que recuerdan los más viejos del lugar. Pero en el pleno el ambiente festivo cogió a los ediles con el corazón joven y saltarín, tal y como nos rogaba a todos los alcorconeros el alcalde en la presentación del programa de fiestas, un monumento a la chapuza impresa del que habrá que dar cuenta otro día de estos.
No obstante la alegría, el pleno también tuvo sus momentos de cierta tensión, cuando el Equipo de Gobierno dejaba mostrar sus carencias y sus incoherencias en temas básicos como la vivienda, la cooperación internacional y la educación.
Uno de los primeros puntos del orden del día daba cuenta del acuerdo firmado entre el Ayuntamiento y la Consejería de Vivienda para el desarrollo del Ensanche Norte y la construcción de 18.690 viviendas. El acuerdo supone que, por fin, el Ayuntamiento de Alcorcón se adhiere, con varios años de retraso, al Plan de Vivienda Joven de la Comunidad de Madrid. Desde el Partido Popular hemos reiterado la firma de este plan. Solamente la cabezonería proverbial de Cascallana y su política sectaria de enfrentamiento al Gobierno de Esperanza Aguirre explican que Alcorcón haya tardado tanto en adherirse a este plan.
Cascallana además ha tenido que desdecirse de todas sus bravuconerías y exigencias a la Comunidad para que los únicos candidatos a los nuevos pisos sean vecinos de Alcorcón. Al final solamente un 50% estarán reservados a los jóvenes alcorconeros. Muy lejos quedan ahora aquellas inflamadas notas de prensa de febrero de 2007 llenas de terribles amenazas a la Comunidad de Madrid y a su presidenta Esperanza Aguirre. Entonces el alcalde se desgañitaba acusando a la Comunidad de discriminar a los jóvenes, y a su presidenta de no gobernar para los ciudadanos de Alcorcón, porque todos los ciudadanos de la Comunidad de Madrid podían acceder al sorteo de las 441 viviendas de Arpegio.
Cascallana se sentía discriminado por el color político de su Gobierno municipal. Se quejaba de que un joven de Móstoles tenía las mismas posibilidades que uno de Alcorcón para conseguir uno de estos pisos, mientras que uno de Alcorcón no podía acceder a los sorteos de los pisos de la Comunidad en Madrid.
Cascallana se desgañitaba y mentía. Cascallana decía que se le discriminaba y mentía. Cascallana se quejaba y mentía. Porque sabía, y el Partido Popular se lo recordó mil veces, que Móstoles había firmado el Plan de Vivienda Joven y por eso había llegado a un acuerdo para que estos sorteos fueran para vecinos de Móstoles. Y, aunque desde el Partido Popular le exigimos por activa y pasiva que firmara este plan, él se negó cerrilmente y, siguiendo su vieja estrategia, intentaba hacerle la oposición al Gobierno regional a costa de los intereses de los jóvenes de Alcorcón.
Al final, y con años de retraso, ha decidido unirse a este plan. Bienvenido sea, claro, pero tenemos que constatar que, nuevamente los vecinos de Alcorcón y, sobre todo los jóvenes, han vuelto a ver cómo su alcalde les ha utilizado para sus intereses partidistas durante mucho, demasiado tiempo.
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