Cascallana amenazó la semana pasada con “movilizar a la ciudad de Alcorcón” en contra de la Consejería de Educación si no se resolvían sus diferencias en torno al colegio concertado previsto en el Ensanche Sur por medio del diálogo.
Bravucón e insolente, Cascallana no sorprende a nadie con estas amenazas gratuitas, estos modales de matón de taberna. No sorprende y tampoco asusta. ¿movilizar Cascallana a la ciudad de Alcorcón? Pero si no pudo movilizar el voto mayoritario de los alcorconeros cuando se presentó como senador.
Cascallana hace tiempo que no moviliza más que a los cuatro paniaguados a los que contenta con el sueldete público y el cargo en la agrupación. Más le valdría al alcalde poner primero orden en su casa (ver Socialistas Cabreados de Alcorcón) y no andar fanfarroneando con que pone en contra del Gobierno de Esperanza Aguirre a nadie en Alcorcón.
Esta ciudad tiene muy calado a su alcalde faltón e intolerante y cada vez hay más gente arrepentida de haberle votado en las municipales y menos, muchos menos, alcorconeros dispuestos a seguirle en alguna de sus absurdas aventuras contra el Gobierno regional.
Y, si no, lo tiene fácil, que lo intente, que intente “movilizar a la ciudad de Alcorcón” y verá el fracaso.
Pero no, Cascallana no llamará a nadie a la movilización. Cascallana sabe que se iba a quedar más solo que la una y Cascallana odia la soledad casi tanto como el fracaso. En la Consejería de Educación pueden seguir muy tranquilos.
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